viernes, 13 de julio de 2007


El novio: Alejandro Della Maggiora

Es el segundo de los tres hijos de Oscar y Mary y nació en Tandil en la primavera del '75. En Bárker, a la par de su hermano mayor, Cristian, pasó sus primeros cuatro años de vida con flequillo a lo Carlitos Balá, la cara sucia y los mocos secos por el frío.

En ese pequeño poblado inició su educación en el jardín de infantes lindero a la iglesia donde lo bautizaron. En Bárker recibió su primera vacuna en el brazo y coleccionó puntos de sutura por todo el cuerpo.

Después del Mundial ’78, sus padres decidieron volver a Tandil donde terminó el jardin y comenzó la primaria. Se radicaron primero en un departamento de la Avda. Santamarina, y al poco tiempo en la casa de Franklin, donde las navidades llegaron con chasqui-boom en las piernas de la abuela Porota o con la cuenta hasta 1.000 junto al abuelo Ángel en la vereda.

Nace Evangelina, la hermana menor y se mudan a “Belgrano”. Llegan los tiempos de los ravioles domingueros con Alberto y Porota y los veranos cosechando miel con los Diaz. En el colegio San José - donde se lo recuerda de rendimiento regular, vivo, pero vago; sin mayores lucimientos ni decepciones- dió sus primeros pasos de monaguillo, cantor de misas y alcahuete de curas y maestras.

Inició (sin terminar) un sin fin de actividades complementarias: coro, básquet, flauta, títeres, inglés, yudo, voley, dibujo, cerámica, natación... Las de mayor incidencia en él serán la música y la participación en un grupo pre adolescente de parroquia, donde hizo amistades que perduran hasta hoy.

La secundaria la hizo en “el Poli” donde se lo recuerda rodeado de mujeres (a falta de hombres). Allí comenzó a vislumbrar la complicada trama de la psicología femenina (con sus beneficios y desencantos).

Recibido de maestro de dibujo, se instaló en La Plata para estudiar Comunicación Social. Terminadas todas sus cursadas con buenos promedios, volvió a su ciudad natal en donde inició un particular período de búsquedas profesionales e individuales propias del desconcierto y la contradicción que lo tuvieron al mismo tiempo dirigiendo una radio comunitaria; a cargo de la prensa de un municipio; y realizando conciertos con amigos por los bares.

En febrero de 2003 regresó a La Plata tentado por una propuesta laboral que lo llevó a hacerse cargo de la prensa del ministerio de Asuntos Agrarios primero, a estar en la Autoridad del Agua luego, e integrar el equipo del ministro de Trabajo después.

En ese cargo, recibió la llamada de una productora de radio (Felisa) que en principio no le despertó el menor interés. Sin embargo, luego del primer encuentro, el protagonista cayó irremediablemente en los encantos de quien será -dos años y medio después- su mujer. Sin pudor, reconoce haberle propuesto casamiento por chat antes de tener el menor guiño de ser correspondido. Lo demás, es historia conocida.